
El Primero de Mayo es una jornada de reivindicación obrera. Fue instituida como jornada de lucha por la Segunda Internacional, en 1889, para perpetuar la memoria de los trabajadores que fueron detenidos y ajusticiados por manifestarse en Chicago en petición de una jornada laboral de ocho horas. Desde 1890, los partidos políticos y los sindicatos integrados en la Internacional dirigieron, en casi todos los países industrializados, manifestaciones de trabajadores en petición de la jornada de ocho horas y como muestra de la fraternidad del proletariado internacional.
Los mártires de Chicago y la horca
El 11 de noviembre de 1887 se llevó a cabo en Estados Unidos una de las últimas ejecuciones públicas con el uso del método de “caída corta”, o sea, de estrangulación lenta y dolorosa con una soga en el cuello del reo. Nos referimos, por supuesto, al caso de los anarquistas de Chicago, acusados falsamente de conspirar para cometer el asesinato de un policía en los eventos de protestas de Haymarket el 4 de mayo de 1886. Pero ésta no era una ejecución cualquiera, un mero espectáculo local organizado para promover el comercio y la venta de bebidas en Chicago. Aquí se trataba de otra cosa, de un espectáculo grande y macabro, de importancia nacional e incluso internacional. Toda la clase dominante de Estados Unidos -en alianza con los principales medios de prensa, incluso liberales- se había movilizado para demandar no sólo que los anarquistas de Chicago fueran declarados culpables, sino que específicamente los ahorcaran en público, a la vista de todos, en un acto impactante que se grabara para siempre en la mente de los espectadores. Lo que se perseguía, en lugar de entretener al público, era atemorizarlo. Y en gran medida lo lograron.
Los acusados eran ocho: August Spies, Albert Parsons, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden, y Oscar Neebe. En su mayoría eran inmigrantes alemanes vinculados con las organizaciones obreras y anarquistas que reclamaban la jornada legal de ocho horas. El veredicto llegó el 20 de agosto de 1886, luego de uno de los juicios más entrampados en la historia de Estados Unidos, sin prueba alguna, con un jurado absolutamente parcializado y un sistema judicial decidido a encontrarlos culpables. El clima de histeria de la burguesía nacional en contra de las ideas socialistas, anarquistas y sindicalistas en 1886, es sólo comparable a lo ocurrido años después con los Rosenberg. A pesar de toda la protesta nacional e internacional durante el verano de 1886, el jurado sentenció a siete de los ocho anarquistas a morir en la horca. El octavo -Oscar Neebe- recibió una sentencia de quince años. Eventualmente, el gobernador de Illinois conmutó las sentencias de Fielden y Schwab por cadenas perpetuas. El 10 de noviembre de 1887, Lingg se suicidó en la celda. Al otro día, según cuentan, lo que tradicionalmente había sido uno de los entretenimientos de masas favoritos en el país, se tornó en una pesadilla para los espectadores: el asesinato de cuatro líderes obreros inocentes. Una masa gigantesca de seiscientos mil trabajadores pobres, brutalizados por las agobiantes jornadas de trabajo de hasta 18 horas diarias, se presentaron al entierro de los que vendrían a conocerse de inmediato como los Mártires de Chicago.
Quizás no sea una mala idea retomar de vez en cuando de forma creativa los hechos que llevaron al ahorcamiento público de Spies, Parsons, Fischer y Engel; no limitarnos a repetir mecánicamente cada año los mismos discursos sobre el vínculo del Primero de Mayo con la lucha por la jornada de ocho horas y la organización de los sindicatos. Es mucho lo que quizás podamos aprender todavía sobre lo sucedido en Chicago en 1886-1887. Por ejemplo, el uso discriminatorio del sistema de justicia criminal
incluyendo la pena de muerte- en contra de las clases pobres y los disidentes políticos en Estados Unidos no es cosa del pasado, sino un problema vigente que envuelve -hoy quizás más que en 1886- una alianza estrecha entre la clase dominante y los medios de cultura y prensa. El enjuiciamiento y ejecución de los Mártires de Chicago sentó tan sólo el precedente de cómo la clase dominante estadounidense enfrentaría en adelante los intentos de rebelión de la clase obrera.
Pero si algo puso en evidencia la lucha de mayo de 1886 en Estados Unidos, es la certeza de la famosa máxima pronunciada por Marx al respecto del destino histórico de la clase obrera: La clase obrera es revolucionaria, o no es nada. El Primero de Mayo tuvo como contenido inmediato el reclamo de la jornada laboral de ocho horas, pero su significado va mucho más allá que el de una reivindicación económica. Lo anarquistas agrupados alrededor de líderes como Spies, Parsons y Fielden tenían toda la razón al decir que la limitación de la jornada de trabajo no pondría fin a la explotación de los trabajadores. Marx mismo lo había demostrado científicamente en la sección IV del primer tomo de El Capital, que trata sobre la producción de plusvalía relativa. El abaratamiento de los costos de reproducción de la fuerza de trabajo mediante la introducción de nuevas tecnologías permite que el capitalista se apropie gratuitamente de una porción mayor de la jornada de trabajo, aunque ésta sea de menor duración. De hecho, durante las luchas obreras de 1886 en Estados Unidos, no faltaron dueños de factorías que optaron por ceder a una reducción del horario de trabajo para prevenir las huelgas y protestas de sus trabajadores. El ensañamiento de la clase capitalista estadounidense en contra de los Mártires de Chicago no respondía tan sólo a la demanda inmediata de los trabajadores por una reducción en la jornada de trabajo, sino también al método de lucha que éstos emplearon: el llamado a la huelga general para forzar al conjunto de la clase capitalista a conceder lo que las uniones buscaban. Se trataba de lo que, en las palabras de Lenin, podemos llamar una forma embrionaria de actividad dictatorial y revolucionara de la clase obrera. La moción presentada por Gabriel Edmonston en el congreso de 1884 de la Federación de Gremios Organizados, proclamaba tajantemente -sin ampararse en la autoridad del Estado o en institución alguna- que la jornada de trabajo sería de ocho horas a partir del día 1 de mayo de 1886 y que la clase obrera, con su fuerza y poder, cerraría las fábricas que no cumplieran con la proclama. ¿Qué es eso sino una expresión en forma embrionaria de la dictadura del proletariado, entendida en la acepción leninista del término? Tal es el camino en que la clase obrera comienza a crear, por ella misma, las formas organizativas de su emancipación política. El hecho de que los eventos de mayo de 1886 palidezcan en comparación, por ejemplo, con las huelgas políticas en Petrogrado en 1905, no quita que contuvieran en sí, en forma rústica, los elementos de la acción política independiente de la clase obrera. De hecho, fue así que lo interpretó la clase dominante de Estados Unidos y por eso se ensañó con los organizadores.
PEDRO
Los mártires de Chicago y la horca
El 11 de noviembre de 1887 se llevó a cabo en Estados Unidos una de las últimas ejecuciones públicas con el uso del método de “caída corta”, o sea, de estrangulación lenta y dolorosa con una soga en el cuello del reo. Nos referimos, por supuesto, al caso de los anarquistas de Chicago, acusados falsamente de conspirar para cometer el asesinato de un policía en los eventos de protestas de Haymarket el 4 de mayo de 1886. Pero ésta no era una ejecución cualquiera, un mero espectáculo local organizado para promover el comercio y la venta de bebidas en Chicago. Aquí se trataba de otra cosa, de un espectáculo grande y macabro, de importancia nacional e incluso internacional. Toda la clase dominante de Estados Unidos -en alianza con los principales medios de prensa, incluso liberales- se había movilizado para demandar no sólo que los anarquistas de Chicago fueran declarados culpables, sino que específicamente los ahorcaran en público, a la vista de todos, en un acto impactante que se grabara para siempre en la mente de los espectadores. Lo que se perseguía, en lugar de entretener al público, era atemorizarlo. Y en gran medida lo lograron.
Los acusados eran ocho: August Spies, Albert Parsons, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden, y Oscar Neebe. En su mayoría eran inmigrantes alemanes vinculados con las organizaciones obreras y anarquistas que reclamaban la jornada legal de ocho horas. El veredicto llegó el 20 de agosto de 1886, luego de uno de los juicios más entrampados en la historia de Estados Unidos, sin prueba alguna, con un jurado absolutamente parcializado y un sistema judicial decidido a encontrarlos culpables. El clima de histeria de la burguesía nacional en contra de las ideas socialistas, anarquistas y sindicalistas en 1886, es sólo comparable a lo ocurrido años después con los Rosenberg. A pesar de toda la protesta nacional e internacional durante el verano de 1886, el jurado sentenció a siete de los ocho anarquistas a morir en la horca. El octavo -Oscar Neebe- recibió una sentencia de quince años. Eventualmente, el gobernador de Illinois conmutó las sentencias de Fielden y Schwab por cadenas perpetuas. El 10 de noviembre de 1887, Lingg se suicidó en la celda. Al otro día, según cuentan, lo que tradicionalmente había sido uno de los entretenimientos de masas favoritos en el país, se tornó en una pesadilla para los espectadores: el asesinato de cuatro líderes obreros inocentes. Una masa gigantesca de seiscientos mil trabajadores pobres, brutalizados por las agobiantes jornadas de trabajo de hasta 18 horas diarias, se presentaron al entierro de los que vendrían a conocerse de inmediato como los Mártires de Chicago.
Quizás no sea una mala idea retomar de vez en cuando de forma creativa los hechos que llevaron al ahorcamiento público de Spies, Parsons, Fischer y Engel; no limitarnos a repetir mecánicamente cada año los mismos discursos sobre el vínculo del Primero de Mayo con la lucha por la jornada de ocho horas y la organización de los sindicatos. Es mucho lo que quizás podamos aprender todavía sobre lo sucedido en Chicago en 1886-1887. Por ejemplo, el uso discriminatorio del sistema de justicia criminal
incluyendo la pena de muerte- en contra de las clases pobres y los disidentes políticos en Estados Unidos no es cosa del pasado, sino un problema vigente que envuelve -hoy quizás más que en 1886- una alianza estrecha entre la clase dominante y los medios de cultura y prensa. El enjuiciamiento y ejecución de los Mártires de Chicago sentó tan sólo el precedente de cómo la clase dominante estadounidense enfrentaría en adelante los intentos de rebelión de la clase obrera.
Pero si algo puso en evidencia la lucha de mayo de 1886 en Estados Unidos, es la certeza de la famosa máxima pronunciada por Marx al respecto del destino histórico de la clase obrera: La clase obrera es revolucionaria, o no es nada. El Primero de Mayo tuvo como contenido inmediato el reclamo de la jornada laboral de ocho horas, pero su significado va mucho más allá que el de una reivindicación económica. Lo anarquistas agrupados alrededor de líderes como Spies, Parsons y Fielden tenían toda la razón al decir que la limitación de la jornada de trabajo no pondría fin a la explotación de los trabajadores. Marx mismo lo había demostrado científicamente en la sección IV del primer tomo de El Capital, que trata sobre la producción de plusvalía relativa. El abaratamiento de los costos de reproducción de la fuerza de trabajo mediante la introducción de nuevas tecnologías permite que el capitalista se apropie gratuitamente de una porción mayor de la jornada de trabajo, aunque ésta sea de menor duración. De hecho, durante las luchas obreras de 1886 en Estados Unidos, no faltaron dueños de factorías que optaron por ceder a una reducción del horario de trabajo para prevenir las huelgas y protestas de sus trabajadores. El ensañamiento de la clase capitalista estadounidense en contra de los Mártires de Chicago no respondía tan sólo a la demanda inmediata de los trabajadores por una reducción en la jornada de trabajo, sino también al método de lucha que éstos emplearon: el llamado a la huelga general para forzar al conjunto de la clase capitalista a conceder lo que las uniones buscaban. Se trataba de lo que, en las palabras de Lenin, podemos llamar una forma embrionaria de actividad dictatorial y revolucionara de la clase obrera. La moción presentada por Gabriel Edmonston en el congreso de 1884 de la Federación de Gremios Organizados, proclamaba tajantemente -sin ampararse en la autoridad del Estado o en institución alguna- que la jornada de trabajo sería de ocho horas a partir del día 1 de mayo de 1886 y que la clase obrera, con su fuerza y poder, cerraría las fábricas que no cumplieran con la proclama. ¿Qué es eso sino una expresión en forma embrionaria de la dictadura del proletariado, entendida en la acepción leninista del término? Tal es el camino en que la clase obrera comienza a crear, por ella misma, las formas organizativas de su emancipación política. El hecho de que los eventos de mayo de 1886 palidezcan en comparación, por ejemplo, con las huelgas políticas en Petrogrado en 1905, no quita que contuvieran en sí, en forma rústica, los elementos de la acción política independiente de la clase obrera. De hecho, fue así que lo interpretó la clase dominante de Estados Unidos y por eso se ensañó con los organizadores.
PEDRO
12 comentarios:
algunos de mis dibujos estan inspirados en sus canciones chicos :)
si algun dia tengo la oportunidad les regalare uno.
que onda? se les viene la noche? siempre hay algun comentario suprimido!
estaria bueno que cosas como estas se digan en la escuela porque esto simplemente se toma como un feriado y sin importar lo que paso para que este dia sea tal
asi se fomenta la ignorancia por parte del poder para que cada vez tengan un mayor dominio sobre nosotros y nosotros menos formas de reaccionar contra esto
coincido con el comentario de arriba, hay muchísimas cosas que desde chicos nos esconden, miles de historias por contar y miles de vidas de las cuales vale la pena hablar, sé que no todos losque ejercen la docencia entablan el camino de esta gran injusticia que es esconder la verdadera historia, sea del 1 de mayo, del 25 de mayo, del día de la raza, de la indepencia, y un gran etc de fechas que nos hacen recordar y memorizar cual si fuesemos robots, cual si fuesemos juguetes diseñados para pensar lo mismo y tener los mismos ideales... ojalá que algun dia todo esto cambie, sería buenísimo ver a una generación que no sea engañada y conozca los hechos verdaderos... creo que me explaye demasiado y nose si se entendio algo. saludos guille, aca julieta de quilmes la novia de nahuel de monte!
Si Fabián, suprimen comentarios porque no se la bancan. Porque levantan una bandera que no coincide con sus acciones cotidianas. ¡Basta de hipocresia!
Guille escribe letras que poco tienen que ver con el manejo que hay detrás de la banda...son mala gente loco.
Taaaanto hablan de Darío Santillán y de piquete y después le sacan $$ a chicos que van a la secundaria. JAJAJAAJA!
$20 PARA UNA ENTRADA DE UNA BANDA COMO ESTA?
no, gracias...ya está, yo paso. NUNCA MAS LOS VOY A VER.
una cosa al paso nomas. eterna inocencia es una banda, con todo lo mucho y lo poco que eso significa. no son un grupo de iluminados q se porponen salvar la humanidad o venir a decirnos lo q hay q hacer...hace tiempo q no espero de nadie (persona o grupo) la absoluta pureza q lo transforme en modelo a seguir. porq todxs estamos cruzados por la mierda de este sistema en el cual nos movemos y nuestros esfuerzos no estás libres de contradicciones. si entiendo que, al ser eterna una banda q se plantea cantar sobre determinadas cosas o difundir determinados modos de encarar la vida y la producción artística, puede hasta cierto punto "exigírsele" una coherencia entre sus dichos y sus prácticas. pero de ahí a afirmar q son mala gente o hipócritas o lo q sea sin un solo justificativo o hecho concreto, me parece un poco excesivo. cuando en el campo social se afirma algo grave sobre alguna práctica o acción de alguien o de un movimiento, lo mínimo q se exige es q la denuncia sea clara, precisa y fundamentada, de lo contrario, es pura provocación. si hay algo concreto de lo q acusar a eterna inocencia o a sus integrantes, no queda claro en lo q se dice acá. (si simplemente no te cabe la banda,por la razón q sea, me parece barbaro q hayas decidido no ir a verlos más. sos libre para elegir!)
y otra cosita, me parece q cada unx es libre también para moderar comentarios o suprimirlos si son ofensivos, desubicados o algo así--
salud, anarkía y alegría para todxs!
salú, eterna, aká un saludo desde el oriente del río uruguay... kería kontaktarlos para ver de armar otra kosa para kuando vengan por aká, porke no todos podemos pagar lo ke saldrá la entrada en la barraka, y porke estaría bueno armar una propuesta en otro espacio, o en un ateneo o una eskuela komunitaria... si les interesa en el blog está un meil para ke nos komunikemos. abrazo.
Una cosita nomas, coincido con "trato de ser...", pero queria aclarar algo. Cuando dice: "El autor ha eliminado esta entrada." quiere decir que el autor de la entrada la elimino. Ademas, si miraran un poco mejor verian que es el mismo horario que el comentario anterior, asi que seguramente se posteo dos veces el comentario de "jupa" y él decidio borrar uno.
Cuando quieran encontrar comentarios borrados por el administrador del blog busquen: "This post has been removed by a blog administrator." o su traduccion al español.
Estaria bueno aprender a mirar un poco mejor antes de acusar al pedo ¿no?
seeeee...loco estaria bueno que hagan algo gratuito cundo vengan para Uruguay. Yo tambien quiero ir a verlos pero no tengo pa la entrada. Volvamos a las raices libertarias!
esta muy bueno y coincido con lo que plantean los chicos,lo que paso el 1 de mayo tiene que enseñarse en la escuela.
por otro lado, quiero destacar que esta bueno que vendan libros en los recis, me parece muy copado, estaria mas bueno si hay mas diversidad de bibliografia y no todo sobre anarquismo.
abrazos aguante eterna
El primero de mayo, está perdido
en el tiempo, y en la memoria de quienes
dan las clases en las escuelas.
Se dice que es el día del "trabajo",
lo que han olvidado decir es que este día
no es de celebración ni nada, haciéndonos
ver lo carnavalesco del momento para
quienes trabajan, olvidando a quienes
han asesinado, no por acciones violentas,
si no por el peligro que representaban
sus ideas, sus palabras de apoyo y de
emancipación total de explotadxs.
Es bueno ir llevando cada 1ero de mayo
que pasa, información acerca de esta
fecha, para no olvidar, para qe nunca
más se vivan hechos de este tipo.
Para por fin comenzar la destrucción de
la sobrevivencia, pa´ dar paso a la
creación, la vida en armonía y en
anarquía
Viva eterna inocencia, viva la anarquía
(:
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